Acento, tono.
Acento es un derivado de canto: ad cantum.
Tono viene de tensum, del verbo tendo, tender. Significa la idea de tensión, de donde viene la palabra tónico.
El acento es modulación.
El tono es energía, tonicidad, tensión, como la del arco.
El acento marca la música de la voz y de la palabra.
El tono marca el vigor de la voz y del escrito.
Así decimos: acento francés, acento español, para significar el dejo de la pronunciación francesa y española, esa especie de melodía ó de compás con que habla cada país.
Nada más fuera de sentido que decir: el tono francés, el tono español, porque esto se referiría á la entonación ó á la fuerza que se da al acento para expresar los afectos del ánimo.
También decimos: me habló con un tono imperioso, con tono desabrido, con tono áspero.
El lector comprende que no expresaríamos la misma idea diciendo: me habló con acento desabrido, con acento áspero, porque aquí no tratamos de la música de la palabra, sino de las disposiciones del espíritu, reveladas por la entonación, por lo tónico, por lo enérgico de la pronunciación.
El acento expresa.
El tono manda.
El acento hiere el oído.
El tono hiere el ánimo.
En la palabra, el acento es articulación, organismo.
El tono es conciencia, y para que el lector comprenda esto con más lucidez, debe advetir que tono é intento tienen una misma etimología.
"El acento suena y el tono envenena," dice el adagio.
Acento, voz.
La voz es facultad, naturaleza; el acento es modulación, tono, timbre, prosodia, canto.
La voz anuncia al hombre; el acento anuncia al español, al italiano, al árabe, al griego, al orador, al cómico, al hombre educado.
La voz nace; el acento se hace.
Nada es más fácil que emitir la voz: nada más difícil que aprender un acento.